domingo, 23 de marzo de 2014

Maria Cash

Julio, 2011
      El lunes 4 de julio de 2011 María Cash que en ese entonces tenía 29 años y se dedicaba a diseñar ropa, fue hasta la terminal de ómnibus de Buenos Aires, acompañada por su padre. Aproximadamente a las 20.00 abordó sola al micro de la empresa Mercobus con destino a San Salvador de Jujuy. Debía llegar a las 18 del día siguiente a San Salvador de Jujuy, la capital de una provincia del norte de Argentina. Se alojaría en la casa de su amigo, Juan Pablo Dumon. El plan era vender las prendas que ella misma diseñaba, cortaba y confeccionaba. Llevaba consigo solamente una mochila y una valija  grande roja, bastante llamativa.
Maria Cash nunca llegó al destino premeditado porque se había bajado antes, en Rosario de la Frontera, un pueblo en la provincia de Salta a 208 kilómetros del San Salvador de Jujuy. Su amigo atestigua que llegó a contarle por teléfono que se había bajado del micro porque se había sentido incómoda.
Ella había salido de su casa el lunes 4 de Julio. durante todo el martes su familia no pudo establecer ningún tipo de contacto y ya el miércoles 6, el nucleo familiar estaba alerta. No fue hasta las 17 de ese miercoles que María se comunicó telefonicamente con su familia. En ese llamado el alerta familiar se intensificó ya que la comunicación duró pocos minutos y, segun cuentan, María dijo que no estaba bien, que se había quedado sin dinero y que la comunicación se iba a terminar en cualquier momento. Finalmente la llamada se vió interrumpida y según las investigaciones esa llamada se realizó desde un pueblo llamado Pampa Blanca sobre la ruta 34. Fue en aquel entonces que la familia decidió alertar a las autoridades y radicaron su denuncia ante la Brigada de Investigaciones de Jujuy.
María era alta, bonita, de rasgos delicados y sonrisa perfecta. Además era muy simpática y agradable en
situaciones cotidianas. Era la única hija mujer de una familia de clase media de la capital de Buenos Aires. Estaba acostumbrada a viajar y además había vivido en momentos anteriores de su vida en otros lugares de la Argentina. La noche de ese mismo miércoles, en el que ella se comunicó "incompletamente" con su familia, a las 23:30 las imágenes de las cámaras de un peaje de la ruta, a 6 kilómetros de Salta, la ubicaron en esa provincia. María caminaba de forma extraña con su mochila al hombro. Se supo que esa madrugada se presentó en un Hospital llamado San Bernardo, en Salta. Pidió que la atendieran, pero se fue antes de que le tocara el turno.
Jueves y viernes deambuló por esa provincia. El martes, un día antes de hablar con su familia, se había comunicado con su amigo Juan Pablo desde Rosario de la frontera (pueblo en el que se bajó del micro que la llevaba desde Buenos Aires), y luego viajó a Santiago del Estero. Le contó lo del micro y le dijo que se había quedado sin plata. Él le compró un pasaje vía internet, lo cual fue comprobado por la justicia. Con ese boleto viajó desde Santiago hacia Jujuy. Allí llegó a las 8:30 de la mañana del miércoles 6. Se acercó a un taller mecánico para intentar cargar la batería de su celular que hacía horas estaba sin carga. No tenía crédito suficiente para realizar llamadas y el dueño del lugar, Carlos Aguilar, le prestó el suyo. Habló con la hermana de su amigo Juan Pablo, quien le ofreció que se tomara un remise hasta la casa de la familia, en las afueras de San Salvador. Ellos lo pagarían cuando llegara. Pero no lo hizo. Alrededor del mediodía, cambió otra vez de rumbo. La vieron en la entrada del pueblo Pampa Blanca. Hacía dedo en busca de alguien que la llevara en dirección sur. Ahí fue cuando llamó a su familia.
Un poco antes del medio día, en la mañana del viernes 8, María le escribió un mail a su familia, donde les pedía una serie de teléfonos, entre ellos el de la hermana de una amiga suya que vive en Salta. Eso no parecía ilogico para la familia, pero Maria no se quedó a esperar la respuesta del e-mail, lo cual hizo que la familia concluyera que estaba comportandose de manera muy extraña.

Según Máximo Cash, hermano de María, su hermana no estaba bien psiquiatricamente, por lo tanto no habría podido defenderse como siempre. Estaba más propensa a que le pasara algo. Según él fue buena suerte que no haya sufrido nada los primeros 3 o 4 días, pero luego quizas la suerte pudo haber cambiado.
Los peritos de Gendarmería opinan algo parecido ya que dicen que María estaba experimentando un alto grado de vulnerabilidad emocional que la habrían privado de ponerse a salvo frente a situaciones que podrían haber suponido un riesgo para su integridad física. Todo esto en base a los comportamientos y movimientos reconstruidos a partir de las filmacions, testimonios y llamados.   
El viernes 8, después de enviar el mail a su familia, María salió del locutorio sin esperar respuesta. Las cámaras del peaje la volvieron a tomar ahí, haciendo dedo y subiendo a una camioneta que la dejó en la rotonda de Güemes. Volvió a hacer dedo. La levantó Héctor Romero, un transportista de alimentos. La dejó, 20 kilómetros después, en un paraje sobre la ruta en el monolito de la Difunta Correa. Faltaba poco para el anochecer. Es lo último que se sabe de ella dos años después.

La familia y los medios iniciaron campañas para dar con el paradero de María Cash y el Gobierno de la Nacion Argentina también. Reiterados fueron los casos en los que personas dieron testimonio y aseguraron haber estado hablando con María Cash.
Es un misterio aún sin resolver. Hay muchas teorías, muchas hipótisis, pero nada certero. Lo último comprobable es aquella grabación de María haciendo dedo y subiendo a una camioneta. Y luego las incertidumbres.






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